martes, 11 de diciembre de 2012

LA CASA ENCENDIDA - PARTE 2


 

Sentados en la huerta

detrás la autovía

y pasa un dios cualquiera

que ya es nuestro

en la casa donde naciste

y una gitana de grandes pechos

y pelo recién cortado

Dime que me quieres

te quiero claro

qué son veinte días

o más de setecientos

qué

apuesto todo al ocho

Sí, señor, ha oído bien:

todo. Todo al ocho.

Si África no existiera

o al menos estuviera más cerca

a dos horas

las que bastaron para vernos

Nos bastaron entonces

para más

más que vernos

como el rayo o el coche

ardiendo

un dedo una espalda

Pero ahora no

No me engañes

ni basta ni bastó

Nos engañamos

para ir más lejos
 
 
 
 
 
 

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