miércoles, 6 de junio de 2012

CON EL BRAZO ESCAYOLADO


Uno, dos, tres.
Cuatro años sin verte.
Pero sigue en mí tu visión de niño
ávido de poesía,
de atardeceres largos,
que quería pintar su habitación de pistacho.
Pretendías cambiar el mundo,
o mejorarlo,
volver atrás,
añadir cosas pasadas.
¿Y dónde has ido tú a parar?
Ahora sé por otros que eres un artista
de esos que llaman callejeros,
bohemios y algo insolentes.
¿La cabeza tan rapada?
No tengo noticias tuyas,
ni ya las espero.
Pero esa imagen, digo,
esa imagen aún resiste, persiste.
Insiste.
Aunque ya sea tarde para todo lo que entonces.
Pero ese muchacho,
ese con la boca llena de curiosidad,
está aquí, ahora.
Dónde habrás ido a parar…
Quizá no se haya extinguido
en la bazofia de este tiempo,
o seguirá su rumor en los campos vacíos
de este presente sediento

 y dañino.


                                      © Carolina Illán Conesa

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