miércoles, 21 de diciembre de 2011

SUCIO



Y llego, y me abres la puerta.
Saludo un momento y subimos.
Tenemos demasiada prisa, casi ansia.
Subamos, pronto.
Ya el polvo de la entrada habla de nosotros.
Un paraguas, un cuchillo, una caja.
Todo es sucio. Sucio.
Está corrupto.
La baranda de la escalera me deja su huella,
pesada y doliente
(y yo a ella),
y el pasillo me espera como si fuera una pena capital.
Sigo caminando, ya casi sin ropa,
y tus manos entonces me rodean;
me tumbas, me besas, me excitas,
me muerdes, me miras.
Cucarachas, luz azul, ceniza.
Espejos.
Todo es sucio.
Todo es sudor, y saliva, y lágrimas,
y huele a plástico quemado,
a pena, a echar de menos, a no volver aquí,
a sucio.








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